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¿Qué hacer si no sé qué hacer?

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Que sí, que no. Estoy tan indeciso que necesito arrancar los pétalos de una margarita para decidirme. O quizás un margarita con mucho tequila que me ayude a borrar todas las dudas e indecisiones que impregnan mi ser.

Así soy yo. ¿O no? No lo sé. ¿Y qué sabes? Que tengo estas 4 opciones:

OPCIÓN 1: La tortuga: no hacer nada, meterme en el caparazón y esperar a que la tempestad pase. Soluciona temporalmente la situación pero internamente no cambia nada y eso quiere decir que en algún otro momento, una situación similar ocurre y utilizando la misma estrategia puedes imaginarte qué ocurre…el círculo vuelve a empezar.

OPCIÓN 2: La pescadilla: hacer algo que ya he hecho en otras situaciones o algo muy similar lo que dará un resultado que ya conocemos. Más de lo mismo que no me sirve. La pescadilla que se muerde la cola.

OPCIÓN 3: El espejo: hacer lo que me dicen los demás. A veces podría funcionar. El problema es que yo no soy los demás, mis situaciones aunque parezcan iguales, son diferentes y por tanto muy probablemente sus soluciones no sean la solución a mis dudas.

OPCIÓN 4: La varita mágica: hago algo que no haya hecho hasta ahora. Porque si ya lo he hecho significa que no ha funcionado y por más que sigo insistiendo, las cosas no van a cambiar a no ser que haga cosas distintas. Una vez leí “Si quieres diferentes resultados, no hagas siempre lo mismo”. Así que decido cambiar el enfoque, buscar otras perspectivas. ¿Y esto cómo se hace? Yo me pongo en el lugar de otras personas, y cuanto más se aleje de mi punto de vista, mejor soluciones vienen a mi cabeza. Por ejemplo, ¿qué haría el Papa, Pau Gasol o la vecina rubia si no supieran si tener o no descendencia? También puedes cambiar la perspectiva temporal con preguntas como: ¿qué haría Freud, Alejandro Magno o el la mujer de las cavernas si tuviera que decidir si alquilar o comprar una casa? Pero lo que más me gusta y más me abre a respuestas más originales es pensar en cosas extrañas como qué haría un extraterrestre, un árbol o una gota de lluvia en mi situación. De lo que va saliendo, anoto todas las ideas en un cuaderno. TODAS, aunque parezcan tonterías. Deja que pase un día y repasa tus anotaciones, preguntándote, ¿qué puedo hacer ante esta situación? Confía en ti y lleva a cabo la acción nueva que te diga tu instinto.

Quizás parezca un poco locura pero por qué no probar. Si estás cansado de la tortuga, la pescadilla y el espejo, no tienes nada que perder a probar la varita mágica. Si te animas, cuéntame qué tal fue. A mí me funciona.