Conversaciones al fresco de verano

«El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos» Don Quijote de la Mancha

patio pueblo mindfulness Madrid

Hace una semana estuve pasando unos días en “mi pueblo”. Por las noches, la gente sale a la calle con las sillas y se juntan unos cuantos vecinos, hablan un rato y comentan lo poco o mucho que va pasando. Una de esas noches me senté con mis primas, mis tíos y otro vecino.

Hablando de lo bueno que es viajar, el vecino dijo un comentario que me llamó mucho la atención. “Lo bueno que es a abrirte a los desconocidos”. Y esto me hizo reflexionar. Cuando viajamos, nos abrimos, somos como esponjas y absorbemos de alguna manera todo lo que nos rodea. También, nos relacionamos con la gente que vamos conociendo de otra manera, estamos más abiertos a que nos ocurran cosas y también contamos más de nosotros mismos de lo que lo hacemos habitualmente. Así que me pregunté: ¿Y por qué no hacemos esto habitualmente en nuestra vida? ¿Por qué no nos abrimos a nuestro portero, al vecino, al panadero,…? A veces parece que somos zombis del día a día y ni nos planteamos el saber algo de esa otra persona con la que nos cruzamos a menudo.

Pues yo quería reivindicar esa actitud. La actitud estoy de vacaciones, estoy viajando, pero en tu día a día. El explorar tu entorno y las personas que forman parte de él. El sorprenderte con sus historias. El interesarte por saber más. El dar más de ti hacia los demás.

Aunque se acabe el verano, te invito a que viajes a diario. ¡Buen camino!

 

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