¿Qué opinas sobre la mujer que fue al mercado en zapatillas de de andar por casa?¿Qué te parecen las demostraciones de amor en público?¿Cómo ves que tu vecino Manolo salga a la calle en falda? ¿Está bien, está mal o ninguna de las dos? Realizamos juicios de valor constantemente. Estos juicios son valoraciones positivas, negativas o neutras de algo o alguien formulados respecto a nuestra experiencia, creencias y valores. ¿Qué criterios has seguido para realizar dicho juicio? ¿Crees que son justos? ¿Cambiarían si tú fueras esa persona? Si no hubiese tales criterios, ¿de dónde viene ese juicio? ¿Quizás algo aprendido del entorno, de la cultura, de la religión?
Lo primero y más importante en este asunto es darnos cuenta de los juicios a nosotros mismos. ¿Qué cosas no te permites pensar, decir o hacer? ¿Qué cosas piensas, dices y haces que van en contra de lo que sientes? Eres responsable de tu bienestar. Permítete ser como quieres ser.
En nuestro día a día tenemos una oportunidad única e inigualable para desarrollarnos personalmente, darnos cuenta de cómo somos, reflexionar por qué pensamos o actuamos de una determinada manera con algunas personas, colectivos y/o situaciones, y ponernos en marcha para establecer los cambios que creamos oportunos hacia esa mejor versión de nosotros mismos. Date cuenta de qué piensas cuando estás con tu familia, amigos, dando un paseo o sentado en el autobús. Hoy puedes empezar a prestar mayor atención a tu vida.
Tener una actitud mindfulness o de atención plena también se trata de mirar a nuestro alrededor como si fuera la primera vez que eso ocurre, con esa mirada de principiante, sin juicios. ¡Seamos de nuevo esos niños que por todo se sorprenden!