Berak El Incansable (2ª Parte)

Mindfulness Pedagogía Inteligencia emocional

Pronto, el joven Berak, tan aclamado por su reino, empezó a perder su popularidad. Ya no ganaba combates, casi no salía de palacio, ni siquiera ese año celebró su particular fiesta de cumpleaños, donde todo el reino se reunía y compartían sus mejores memorias de la temporada acompañados de un festín inigualable.

Sabiendo que algo le ocurría, Berak fue a visitar a la todopoderosa hechicera, Zema, en busca de alguna pócima para volver a ser como antes. En cuanto entró en su cueva, Zema sintió el influjo de un hechizo en el príncipe. Era uno de los hechizos más malévolos que había, llamado “Mi espejo”, en donde uno creía lo que quisiera creer. Un hechizo cuya única cura podía encontrarse en el laberinto perdido.

El camino del laberinto no fue fácil. Allí tuvo que volver a luchar contra dragones y orcos  de un tamaño que nunca había visto. Escaló las montañas más altas pasando todo tipo de calamidades y solo ante la adversidad. Escapó de las alimañas más venenosas y venció a todas las fieras que encontró a su paso. Aunque quería encontrar su pócima, estaba agotado y sus fuerzas se habían debilitado, así que paró a descansar. En ese momento se dio cuenta que el hechizo ya había desaparecido. Sin ni siquiera darse cuanta había vuelto a ser el que era. Pensó que lo mismo siempre había estado hechizado porque ahora  sabía que era capaz de cualquier cosa, lo creía. En ese mismo instante, vio la salida del laberinto en la que había una inscripción de piedra que decía: “Quizás nada sea por casualidad”.

2 thoughts on “Berak El Incansable (2ª Parte)”

  1. Me ha gustado el cuento. Me ha parecido una buena manera de explicar la autoestima y la confianza en uno mismo, desde el poco conocimiento que tengo del tema, parecía que era de lo que hablaba el cuento. Tu que piensas?

    1. Hola Sven,
      Gracias por tu comentario.
      Lo bueno de todo cuento es que está abierto a que cada uno saque su propia reflexión, moraleja y aprendizaje del mismo. No se trata de tener mucho o poco conocimiento, sino más bien de sentir qué te aporta la lectura. En mi caso, cuando lo creé, quería reflejar la imagen que tenemos de nosotros mismos (autoimagen) y cómo influyen los demás, si se lo permitimos, en conformar nuestra imagen a su manera. De ahí se deriva la importancia de trabajar una buena autoestima, confianza en uno mismo, seguridad, valentía, autoconocimiento. Todos ellos temas que se pueden trabajar con el cuento.
      Tengas la edad que tengas, te animo a que sigas leyendo cuentos. ¡No son cosa de niños! 😉
      Un saludo

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