Hay días en que sin quererlo, se me ensancha el alma. No tengo que hacer nada, solo dejarme llevar. Me levanto ilusionado, motivado, afortunado y agradecido de la suerte que tengo que llegue ese día. Estoy simplemente contento por todo lo que tengo y lo que va a ocurrir. Un poco nervioso también.
Me reúno con gente que quiero y el simple hecho de estar con ellos ya me reconforta. Las conversaciones ya son lo de menos porque nos conocemos desde niños. Es la excusa que nos hace estar juntos, y que juntos seguimos creciendo. Todos tan diferentes pero tan iguales. Hay mucho amor, cada uno lo expresa a su manera, pero se respira por todos los costados.
Entre buena comida, paisaje con mucho encanto, abrazos, risas, copas y bailes hasta el anochecer, las horas han sacado sus alas y se han puesto a volar. Tan rápido que ya he llegado al destino. Y quiero más, me gustaría que nunca acabase. Por eso soy de los que se quedan hasta el final. Me cuesta soltar. Aunque cada vez lo voy haciendo mejor.
Días con mucho encanto, con mucha magia. Ayer fue uno de esos días.
∞ GRACIAS