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CUENTO PARA HABLAR DE LA MUERTE CON NIÑOS

Muy ilusionado os presento este cuento para trabajar el duelo infantil hecho con mucho cariño. Significa mucho para mí.

Puedes encontrarlo pinchando aquí: Amazon.

Este cuento es para que tú, como adulto, le cuentes a un niño o niña cómo te sientes respecto a la muerte de un ser querido y le ayudes a elaborar su propio duelo.

Hay muchas formas de hablar de ello y esta es solo una de ellas que te ayudará a hablar de la muerte de forma natural a través de una historia con el arco iris.

El enfado en el cuadrado

La cobardía de algunas personas, sobre todo cuando es respecto a defender derechos de menores, es algo que no puedo soportar. El enfado se apodera de mí. Y me enfada porque lo veo desde mi punto de vista, desde mi vida, desde mi realidad. Cuando me abro a entender la reacción de la otra persona, todo se suaviza por dentro. Por lo que si estoy SOLO en mí y no me abro a comprender, sufro.

Sufro porque solo veo mi cuadrado de lo que creo que es verdad. El cuadrado es como una habitación que tiene la puerta abierta y del que decido no salir (a veces porque ni siquiera me he fijado en que hay una puerta porque estoy demasiado entretenido con mi cuadrado). Lo peor de todo es que me quejo de por qué me pasa esto y eso hace que todavía me enfade más. ¡Muy fuerte!

Abrirme al otro no es darle la razón o estar de acuerdo, es darme cuenta de que la otra persona está en su cuadrado y actúa desde ahí. Lo hace de la mejor forma que sabe hacerlo y al darme cuenta de esto, no me tomo sus acciones como algo personal conmigo, sino como algo personal consigo mismo/a, y le devuelvo la responsabilidad que tiene. Así, me quito cargas que no me corresponden y desde ahí tomo mejores decisiones ante lo que está ocurriendo.

Entonces, el enfado lo vivo de otra manera. Es el motor de cambio desde otro lugar en mí. Sonrío internamente y me doy cuenta del juego de la vida.

La historia no acaba aquí. Me enfadaré de nuevo desde mi cuadrado.

¿Qué decirme cuando estoy mal?

En el vídeo os cuento qué podemos hacer cuando pasamos por momentos de dificultad, enfocándolo en el aspecto cognitivo. Viene a raíz de las sesiones que realizo con alumnado de 2° Bachillerato que se está preparando la EBAU y está pasando por momentos de mucha ansiedad y estrés.  Espero que os ayude.

¿Qué decirme cuando estoy mal? (Especial EBAU) – YouTube

El tren. Educación mindfulness en infantil.

Te presento una práctica de educación mindfulness en infantil y primeros cursos de primaria para una mayor conciencia corporal. Simulamos un viaje en tren por los ‘diferentes paisajes’ de nuestro cuerpo.

El tren. Educación mindfulness en infantil. – YouTube

Espero que la disfrutes con tu alumnado. 🙂

El bolígrafo que calma. Educación mindfulness para primaria, adolescentes y adultos.

Esta práctica mindfulness nos ayuda a calmarnos en situaciones de nervios o ansiedad y especialmente cuando no nos podemos mover y tenemos que estar sentados. Sólo necesitamos un boli o lápiz. Apta para educación primaria, secundaria, bachillerato y adultos.

¿Qué os parece?

Creer en la adversidad

«El momento más oscuro de la noche de la vida, ocurre un instante antes del amanecer» Vicente Ferrer

Qué fácil tener fe cuando todo va bien, cuando tenemos el viento a nuestro favor, cuando estamos ilusionados, llenos de alegría, cuando hay seguridad y nos sentimos plenos. ¿Pero y creer en la adversidad?¿Qué pasa cuando las cosas no salen como esperamos?¿Qué pasa cuando nos sentimos mal? ¿Dónde está esa fe cuando el mundo se tambalea, cuando hay incertidumbre, dudas, miedo, tensión?

Seguir creyendo en esos momentos nos ayuda a seguir adelante, nos impulsa, nos alienta, nos da fuerzas. Y no es una cuestión de religión (aunque podría ser tu caso), es una cuestión sobre todo de confianza en uno mismo, de confianza en la vida.  Sigue ahí, constante. Y siente la convicción de que tienes los recursos a tu alcance para salir fortalecido de esta situación que vives.

Me siento muerto por dentro. Transformación

muerto por dentro

Sigo aquí. Sin mí pero conmigo. Me siento vacío, como si no estuviera. Necesito una señal, algo que me haga cambiar, algo que me impulse a seguir adelante, pero no encuentro motivos. Tengo lo que siempre me han dicho que necesitaba en la vida. Trabajo estable, pareja, casa, coche, amigos, familia,… y aún así no siento nada, me siento solo rodeado de gente. Me falta alegría, fuerza, ganas, impulso, querer. Me falta VIVIR. A eso no me ha enseñado nadie.

Y ahí apareces Tú de la nada, colocándome en mi centro, haciéndome sentir más que nunca y recuperando esa belleza y fuerza interna que siempre estuvo ahí pero que no supe ver. Tú no eres nadie y lo eres todo.

Estuve muy perdido porque me creí todo lo que me contaron. Tendía a centrarme fuera. Quería encontrar mi libertad, mi amor, mi paz, en otros rostros, en otros lugares, en otros trabajos, siempre fuera. Busqué tanto fuera que solo me quedaba un sitio al que ir, y sin mucha esperanza me empecé a dar cuenta que a buscar soluciones en mí nadie me enseñó. Me despistaba tanto lo que me habían dicho que tengo que ser… que estudies, que encuentres trabajo, que si la felicidad te la da tu media naranja y muchas más tonterías a las que hacía caso. Aún queda algún destello de ese pasado pero nada que ver.

Tardé en encontrar a alguien que me dijera que soy valioso por el simple hecho de ser, de existir, y que no necesito tener nada: ni trabajo, ni casa, ni coche, ni pareja que me complementara, ni otras muchas cosas que valen solo la importancia que le damos. Tardé en reconocer y sentir la verdad de las palabras que me dijeron.

Y desde la nada, desde buscar las respuestas en mí, apareció la fuerza, la calma, la serenidad, el amor, la VIDA. Los altibajos siguen estando ahí pero puedo reconocer algo en el fondo que me ancla y no me deja llevar por todas esas olas que golpean de vez en cuando.