¿Te permites soñar? ¿En qué sueñas? ¿Qué sería necesario para hacerlo realidad? ¿Más tiempo? ¿Más dinero? ¿Gente con la que compartirlo? ¿Ilusión?
El día se compone de 24 horas para todos. Tiempo que distribuimos de acuerdo a elecciones que hemos tomado voluntariamente o que debido a nuestra pasividad otros han tomado por nosotros y lo hemos aceptado de manera indirecta. El no actuar, el no decidir, el conformarse con lo que hay, el dejar que los demás construyan nuestra vida es una forma de elegir. No hay excusas que valgan. Las excusas son tiempo perdido hacia nuestros sueños. Invirtamos nuestro tiempo en buscar soluciones, en hacer algo diferente sino nos gusta lo que hacemos, en establecer un plan hacia aquello que queremos conseguir, en buscar alternativas y en conocernos más a fondo para descubrir aquellas cosas que nos hacen vibrar. Y ante aquellas situaciones que no podemos cambiar, siempre nos queda elegir la actitud con la que nos enfrentamos a esa situación. De nosotros depende llevar la vida que queremos o llevar la vida que otros quieren que llevemos.
Hoy toca tierra uno de mis sueños: Submarino Pedagógico. Es el fruto de mi aprendizaje, constancia, de enfrentarme a miedos e inseguridades, de valorarme, de creer en mi. Llegar hasta aquí ha sido un viaje muy estimulante, que me ha planteado retos, toma de decisiones, confianza. El sueño no ha hecho más que comenzar y ya ha merecido mucho la pena. Esto me lleva a la frase célebre «la felicidad es el camino, no el destino«.
Por último, quería recomendar un libro que estoy seguro estimulará la capacidad de soñar del lector sea cual sea su edad, y es un libro que su relectura siempre aportará nuevos aprendizajes: El principito. Porque «lo esencial es invisible a los ojos«.
¡Bienvenidos a mi sueño!