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Creer en la adversidad
«El momento más oscuro de la noche de la vida, ocurre un instante antes del amanecer» Vicente Ferrer
Qué fácil tener fe cuando todo va bien, cuando tenemos el viento a nuestro favor, cuando estamos ilusionados, llenos de alegría, cuando hay seguridad y nos sentimos plenos. ¿Pero y creer en la adversidad?¿Qué pasa cuando las cosas no salen como esperamos?¿Qué pasa cuando nos sentimos mal? ¿Dónde está esa fe cuando el mundo se tambalea, cuando hay incertidumbre, dudas, miedo, tensión?
Seguir creyendo en esos momentos nos ayuda a seguir adelante, nos impulsa, nos alienta, nos da fuerzas. Y no es una cuestión de religión (aunque podría ser tu caso), es una cuestión sobre todo de confianza en uno mismo, de confianza en la vida. Sigue ahí, constante. Y siente la convicción de que tienes los recursos a tu alcance para salir fortalecido de esta situación que vives.
Me siento muerto por dentro. Transformación
Sigo aquí. Sin mí pero conmigo. Me siento vacío, como si no estuviera. Necesito una señal, algo que me haga cambiar, algo que me impulse a seguir adelante, pero no encuentro motivos. Tengo lo que siempre me han dicho que necesitaba en la vida. Trabajo estable, pareja, casa, coche, amigos, familia,… y aún así no siento nada, me siento solo rodeado de gente. Me falta alegría, fuerza, ganas, impulso, querer. Me falta VIVIR. A eso no me ha enseñado nadie.
Y ahí apareces Tú de la nada, colocándome en mi centro, haciéndome sentir más que nunca y recuperando esa belleza y fuerza interna que siempre estuvo ahí pero que no supe ver. Tú no eres nadie y lo eres todo.
Estuve muy perdido porque me creí todo lo que me contaron. Tendía a centrarme fuera. Quería encontrar mi libertad, mi amor, mi paz, en otros rostros, en otros lugares, en otros trabajos, siempre fuera. Busqué tanto fuera que solo me quedaba un sitio al que ir, y sin mucha esperanza me empecé a dar cuenta que a buscar soluciones en mí nadie me enseñó. Me despistaba tanto lo que me habían dicho que tengo que ser… que estudies, que encuentres trabajo, que si la felicidad te la da tu media naranja y muchas más tonterías a las que hacía caso. Aún queda algún destello de ese pasado pero nada que ver.
Tardé en encontrar a alguien que me dijera que soy valioso por el simple hecho de ser, de existir, y que no necesito tener nada: ni trabajo, ni casa, ni coche, ni pareja que me complementara, ni otras muchas cosas que valen solo la importancia que le damos. Tardé en reconocer y sentir la verdad de las palabras que me dijeron.
Y desde la nada, desde buscar las respuestas en mí, apareció la fuerza, la calma, la serenidad, el amor, la VIDA. Los altibajos siguen estando ahí pero puedo reconocer algo en el fondo que me ancla y no me deja llevar por todas esas olas que golpean de vez en cuando.